viernes, 4 de mayo de 2007

Ya está entre nosotros

Vaya, vaya, vaya... parece que ya esta aquí, y esta vez para quedarse. Tras algunos tímidos avisos, que inexorablemente presagian lo peor, esta mañana, por fin volvió de su exilio anual. Y creo que mañana seguirá entre nosotros, y pasado, y al otro, y así durante los próximos seis meses.

Pues qué bien, porque aunque sabemos que como cada año va a venir a pasar una temporadita entre nosotros, de año en año se te olvida lo que supone convivir con él y con El Cairo.

Y es que no es fácil. Sin ir mas lejos, cuando me he levantado esta mañana he corrido hacia la ducha para quitarme todo el sudor que había acumulado durante la noche. Y no contenta con eso, tras la ducha me he apresurado a abrir la ventana para intentar mitigar el calor sofocante que hacía.

En ese momento lo he sabido.

No había vuelta atrás.

Y es que he tenido que cerrar el balcón a toda prisa porque lo que entraba era bastante peor que lo que había dentro.

He experimentado esa sensación unas 4 veces. Una por año que he vivido la llegada del calor en El Cairo. Y casi siempre me pasa lo mismo.

Cuando hablaba de que es difícil convivir con El Cairo y el calor, no me refería únicamente a la sensación de suciedad provocada por el sudor, la contaminación, el ruido y el caos, que también. Me refería mas concretamente al misterioso hecho de que cuando vas a utilizar cualquier tipo de artilugio que contenga el mas minino dispositivo susceptible de romperse, efectivamente este se ha roto sin tú saber cuándo ni por qué.

Así que un año más me he visto lamentándome en el ordenador y tumbada en el sofá por mi mala cabeza y mi falta de previsión.

¿Cómo no se me había ocurrido que el aire acondicionado, ese que la última vez que lo puse funcionaba a la perfección, iba a no querer funcionar precisamente el día más caluroso, con diferencia en lo que llevamos de año??

Error. Error. En El Cairo siempre suceden estas cosas.

Ocurrió con la impresora, la minicadena, la otra impresora, la webcam, el satélite y también el i Pod. Ah! También con el CD portátil que tenía antes de que me regalaran el i Pod, que conecté a los altavoces para que ejerciera su papel de suplente del iPod defenestrado. Pero no, no funcionó.

Otra cosa típica de El Cairo es que te abandone la fiel asistenta precisamente el día que llegan tus padres.

Pero bueno, no vamos a seguir por ahí, que nos perdemos.

Retomando lo que decía, que sí, que ya está aquí, que desde este momento hasta septiembre no vamos a tener ni un minuto de reposo.

Y me lamento y eso que año tras año no me acuerdo de la sensación que es estar metida en el mes de agosto en un taxi con los asientos de plástico y fundas sintéticas de pelo de oso polar, en un atasco, con El Corán a todo volumen, a las tres de la tarde cuando llegas tarde a trabajar y a unos 40 grados a la sombra. Y eso que no recuerdo esa sensación. Lo que sí recuerdo es lo que pensé la primera vez que lo experimente. La situación era la descrita y en mi estado de ánimo reinaba un nerviosismo y un desaliento como nunca lo he sentido. Recuerdo que pensé:

Mira, no se vaya a olvidar esta horrible sensación, este calor tan angustioso nunca en tu vida!!!

Y eso intento. Cada vez que me permito mostrar el mas mínimo síntoma de alegría por dejar atrás el suave frío cairota y darle la bienvenida a la primavera, a la piscina y lo que conlleva, pienso en aquel momento. Intento recordar exactamente lo que presagia, pero no lo consigo.

A estas alturas aun no consigo imaginar lo que se nos viene encima.
Paciencia, algo malo tenia que tener vivir en la madre del mundo, no?

Salu2!

PD: No es que se me haya olvidado escribir, es que estoy en casa de un amigo y su teclado es árabe. Lo corregiré en breve.

Otra cosa: la foto es de esta web.

No hay comentarios: