domingo, 6 de mayo de 2007

Algunos nos vamos de Erasmus, otros a la Guerra del Golfo

Fue este verano. Viendo un partido de España en el mundial de Alemania.
Teníamos las contraventanas cerradas para evitar el calor, y las ventanas abiertas.
Era media tarde cuando uno tras otro los muezzines de El Cairo iniciaron su canto, haciendo la llamada a la oración.
Desde el sofá de casa se oyen todos los días. Pero es un sonido en la lejanía, un sonido acogedor, familiar. El sonido que me dice que aquí también estoy en casa.
Entonces sucedió. Estaba pensando en el muezzín cuando recordé que en el último mundial estaba en España y ni siquiera sabía, es más, no tenía ni la más remota idea que un mes después estaría en El Cairo para quedarme a vivir aquí.
Nunca había pensado en vivir en el extranjero, y menos en un país árabe. Y sin embargo ahora me encuentro tan a gusto.
Qué cosas, ¿no?
Siempre me pregunto qué me engancha a El Cairo, a este país. El trabajo, aunque me encanta, no está muy bien pagado.
Mi pareja tampoco es egipcia y la ciudad es de todo menos saludable, tranquila, cómoda... Sin embargo la idea de ir a vivir a otro país me produce desasosiego.
Creo que es por la gente. No quiero, ni sé sintetizar cómo son los egipcios, o los árabes. Simplemente es imposible decir "los egipcios son así o asá". Prefiero contar cómo es mi relación con ellos.
Hoy he tenido clase en una institución que tiene su sede en El Cairo. Soy profesora. Al terminar, se ha acercado un alumno iraquí, Tamer. Como yo les había contado que tenía que cambiar la batería de mi móvil, me ha regalado una nuevecita. Por supuesto no la quería aceptar, pero si conocéis un poco esto, sabréis que es imposible rechazar un regalo. Después me ha llevado a casa en su coche, ya que vivimos muy cerca.
Durante el camino me ha estado contando que está hecho polvo por una chica. Sin darme cuenta me he visto envuelta con absoluta normalidad en una conversación en la que me contaba cómo antes de la Guerra del Golfo se comprometió con una chica aquí en El Cairo.
Los dos eran muy jóvenes, pero se querían y sus familias estaban de acuerdo en que se casaran. Además son de buenas familias, concepto que aquí tiene gran importancia. Siginifica que tienen un buen trabajo, dinero, buena posición social, buena educación...
Pero entonces estalló la guerra y Tamer tuvo que volver rápidamente.
Era piloto del ejército iraquí. Yo me quedo muda. Estaba en un Mercedes con matrícula diplomática yendo a casa con un expiloto del ejército iraquí, reciclado.
Estas son las cosas que pasan en El Cairo.
¿Qué pasó después?
Evidentemente la chica se casó con otro y tuvo un hijo. Tamer dejó el ejército hace 7 años y vino con estatus de diplomático a trabajar a El Cairo.
Cuando llegué a casa no pude evitar acordarme de que eso mismo le pasó a un amigo mío. Se pasó media vida saliendo con una chica. Se adoraban. Él estaba terminando medicina y le dieron una beca para ir a EEUU durante 1 año. Su novia no pudo ir con él y cuando volvió ella le dejó y empezó a salir con otra persona.
Pero claro, hay una pequeña diferencia entre irte con una beca a EEUU e irte a pilotar cazas en la Guerra del Golfo.
Yo entendía perfectamente lo que estaba diciendo, empatizaba con él, porque tenemos una buena parte de conocimiento compartido.
Sin embargo, nuestras realidades no pueden ser más diferetes.

Foto 1: Mezquita de al Azhar. Primer día de Ramadán. Una persona prepara el iftar, la primera comida del día una vez se ha puesto el sol.
Foto 2: El Cairo islámico. Unos policías realizan juntos el iftar

viernes, 4 de mayo de 2007

Ya está entre nosotros

Vaya, vaya, vaya... parece que ya esta aquí, y esta vez para quedarse. Tras algunos tímidos avisos, que inexorablemente presagian lo peor, esta mañana, por fin volvió de su exilio anual. Y creo que mañana seguirá entre nosotros, y pasado, y al otro, y así durante los próximos seis meses.

Pues qué bien, porque aunque sabemos que como cada año va a venir a pasar una temporadita entre nosotros, de año en año se te olvida lo que supone convivir con él y con El Cairo.

Y es que no es fácil. Sin ir mas lejos, cuando me he levantado esta mañana he corrido hacia la ducha para quitarme todo el sudor que había acumulado durante la noche. Y no contenta con eso, tras la ducha me he apresurado a abrir la ventana para intentar mitigar el calor sofocante que hacía.

En ese momento lo he sabido.

No había vuelta atrás.

Y es que he tenido que cerrar el balcón a toda prisa porque lo que entraba era bastante peor que lo que había dentro.

He experimentado esa sensación unas 4 veces. Una por año que he vivido la llegada del calor en El Cairo. Y casi siempre me pasa lo mismo.

Cuando hablaba de que es difícil convivir con El Cairo y el calor, no me refería únicamente a la sensación de suciedad provocada por el sudor, la contaminación, el ruido y el caos, que también. Me refería mas concretamente al misterioso hecho de que cuando vas a utilizar cualquier tipo de artilugio que contenga el mas minino dispositivo susceptible de romperse, efectivamente este se ha roto sin tú saber cuándo ni por qué.

Así que un año más me he visto lamentándome en el ordenador y tumbada en el sofá por mi mala cabeza y mi falta de previsión.

¿Cómo no se me había ocurrido que el aire acondicionado, ese que la última vez que lo puse funcionaba a la perfección, iba a no querer funcionar precisamente el día más caluroso, con diferencia en lo que llevamos de año??

Error. Error. En El Cairo siempre suceden estas cosas.

Ocurrió con la impresora, la minicadena, la otra impresora, la webcam, el satélite y también el i Pod. Ah! También con el CD portátil que tenía antes de que me regalaran el i Pod, que conecté a los altavoces para que ejerciera su papel de suplente del iPod defenestrado. Pero no, no funcionó.

Otra cosa típica de El Cairo es que te abandone la fiel asistenta precisamente el día que llegan tus padres.

Pero bueno, no vamos a seguir por ahí, que nos perdemos.

Retomando lo que decía, que sí, que ya está aquí, que desde este momento hasta septiembre no vamos a tener ni un minuto de reposo.

Y me lamento y eso que año tras año no me acuerdo de la sensación que es estar metida en el mes de agosto en un taxi con los asientos de plástico y fundas sintéticas de pelo de oso polar, en un atasco, con El Corán a todo volumen, a las tres de la tarde cuando llegas tarde a trabajar y a unos 40 grados a la sombra. Y eso que no recuerdo esa sensación. Lo que sí recuerdo es lo que pensé la primera vez que lo experimente. La situación era la descrita y en mi estado de ánimo reinaba un nerviosismo y un desaliento como nunca lo he sentido. Recuerdo que pensé:

Mira, no se vaya a olvidar esta horrible sensación, este calor tan angustioso nunca en tu vida!!!

Y eso intento. Cada vez que me permito mostrar el mas mínimo síntoma de alegría por dejar atrás el suave frío cairota y darle la bienvenida a la primavera, a la piscina y lo que conlleva, pienso en aquel momento. Intento recordar exactamente lo que presagia, pero no lo consigo.

A estas alturas aun no consigo imaginar lo que se nos viene encima.
Paciencia, algo malo tenia que tener vivir en la madre del mundo, no?

Salu2!

PD: No es que se me haya olvidado escribir, es que estoy en casa de un amigo y su teclado es árabe. Lo corregiré en breve.

Otra cosa: la foto es de esta web.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Nunca es tarde... El edificio Yacobián, por fin en español


¡Por fin, por fin, por fin! La novela que sacudió Egipto hace un par o tres de años, por fin en español. Gracias a un artículo publicado por Jacinto Antón en El País me he enterado que, tras más de un año de retraso respecto a otras lenguas, por fin se ha publicado El edificio Yacobián en español y catalán.
Y por qué me alegro tanto, pues porque aunque no es una novela que pasará a la historia por su calidad literaria, que dicho sea de paso no es mala, sí es un retrato acertadísimo de la sociedad egipcia.
Si queréis conocer mínimamente fuera de tópicos a una sociedad tan compleja y heterogénea como esta, no podéis dejar de leerlo. Ahora bien, no penséis que todo el mundo es así. Al Aswany ha seleccionado tipos singurales, sí, pero también reales. Y por qué digo esto, porque muchos egipcios ponen cara de desaprobación cuando se les habla del libro o la película. La mayoría, desinformada, no puede aceptar que todo eso suceda en su país, en su ciudad y sin embargo todos saben -y sabemos- que la realidad es dura.
Algo parecido ocurre con los informativos de Al Jazeera, la cadena de televisión qatarí. En más de una ocasión reporteros de Al Jazzeera han tenido problemas para grabar un reportaje porque a los egipcios no les gusta la imagen que del país proyectan. Una vez más, no pueden aceptar lo que ven, acostumbrados a los edulcorados informativos de las cadenas nacionales.
Si queréis saber más sobre la novela, os recomiendo el artículo de Jacinto Antón y os animo a que la leáis. En otra ocasión os hablaré de otros libros también muy interesantes de escritores egipcios y en los que la sociedad egipcia también es la protagonista.

Salu2!

Un jamasín blogosférico

Esta es la plaza que veo desde el balcón de mi salón. La podemos ver en un día normal, un día de primavera cuando los árboles están a reventar de flores y también la podemos ver como estaba hace unos días.
Una tormenta de arena del desierto o jamasín, sacudió la ciudad. El cielo se oscureció y la ciudad pareció enmudecer durante unas horas. Apenas había gente por las calles. Era normal. Los cansados árboles se veían vencidos por el viento y sus ramas caían sobre los coches, y bloqueaban las calles.
El trayecto que hice andando, desde el Sheraton Doqqi, hasta la plaza Tahrir fue impresionante. Crucé el Nilo y la isla de Zamalek por el puente de la Ópera, y continué hasta el centro de la ciudad, donde tenía que ir. Normalmente estos puentes están a rebosar de coches y gente, pero el otro día estaban practicamente vacíos. Había algunos policías, que entiendo no podían irse, y yo. Una extranjera que andaba por El Cairo, medio agarrada a la baranda del puente para que no se la llevara el viento, y que en un cierto momento decidió quitarse el iPod para oír bien por si alguna rama de árbol le sacudía en la cabeza.
¿Y por qué cuento esto? Pues porque en estos momentos me siento un poco así, como en un jamasín blogosférico. Y es que hoy inicio la aventura de contar mi día a día en este blog y la verdad es que me queda todo por aprender. He echado un vistazo a todo lo que hay que saber para mejorar el blog y he decidido posponer el trabajo técnico sobre el blog hasta verano. Ahora mismo no tengo tiempo para afrontar todo lo que se me viene encima.

Creo que será suficiente con mantener un buen ritmo de publicación y cumplir con mis otros objetivos, los profesionales.

Así pues, sed bienvenidos a esta nuevo cuaderno donde podréis encontrar todo tipo de reflexiones sobre actualidad, sociedad, política, cultura, viajes y un largo etcétera de temas que no conozco, pero que espero que la escritura me ayude a aprehender.

Salu2!

martes, 1 de mayo de 2007

Emisión de prueba

Vamos a ver si consigo ajustar el diseño del blog. Este es un post de prueba. La imagen refleja cómo me siento en este momento. Se trata de un "jamasín" o tormenta de arena del desierto, vista desde el balcón de mi salón.